
Como con un apretón de manos y un “confía en mí” no alcanza,
debemos firmar lo pactado para que quede plasmado y estipulado por las parte.
Pero ahora el paradigma esta cambiando.
Los usuarios de los Subtes son testigos de esto. Hubo una
charla entre la Nación y la Ciudad que dio como resultado la firma del traspaso
de este medio de transporte. Pero como
la novedad es que a las firma se las lleva el viento, así como a las palabras
se las había llevado hace tiempo. Nos encontramos con un subte huérfano,
usuarios cansados y un ingeniero caprichoso. Caprichoso pero rápido para subir tarifas. Lo
firmado le duro una acción, antipopular, lógico.
Pero no me quiero detener en Mauricio, ya que sería hablarles
a ustedes de cosas que todos ya sabemos. Quiero seguir interpretando que pasó con
los compromisos. Desde las plataformas electorales que vemos como se miente hasta
los discursos con contenido precario hacen de la palabra un mero detalle. Ahora
parece que las firmas van dejando de tener valor en pocos días. Quieren hacer
que lo sellado con la pluma tengan el mismo valor que lo que generan ellos con
la palabra. Es una cuestión del PRO o es algo que acepta sin medir
consecuencias muchos argentinos? Espero que sea solo una ola amarilla.
Lo triste es tener que hablar de la palabra como una guerra
perdida, como una batalla con armas de juguete. La palabra esta quedando para
pocos y eso me aterra. Por que quienes avalan a estos hombres de poca credibilidad
y de firmas con tintas invisibles, están avalando el descredito de todo, están
maniatando a la política. Hoy es la firma, mañana será la ley, pasado será un
decreto presidencial. Y ahí es donde
comienza el miedo.
Cuidemos a la palabra y defendamos lo firmado, por que
cuando te ganan por goleada van por más y ese más puede ser irreversible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario